20 de marzo de 2011

La Argentina improductiva, un país devaluado



La Argentina sin crédito productivo es algo que se puede explicar sólo por la falta de políticas activas por parte del gobierno nacional, que al igual que en muchos sentidos de la gestión, se sumerge en dudas y desatinos imposibles de ocultar. Por qué la banca pública es esencial para el crecimiento del país y la necesidad de contar con una nueva ley de entidades financieras para financiar la producción.

Una vieja lección popular asegura que un país sin producción, es un país destinado al fracaso y al decrecimiento permanente de sus riquezas. Esta máxima de la sabiduría de la calle, ha impactado de gran manera en la economía argentina de los últimos tiempos.

Nuestro país en los últimos años, ha visto caer el nivel de créditos hacia el sector productivo, y como contrapartida, han crecido en gran nivel el crédito al consumo que dan las entidades bancarias en la Argentina.

Al no tener una Ley de Entidades Financieras (dictada en la época de la última dictadura militar por Martínez de Hoz) que regule el mercado en forma clara, se hace cada vez más difícil promulgar normas para un sector de la economía nacional vital para el crecimiento del país.

En la Argentina cada vez se ponen más trabas a los sectores productivos para acceder a un crédito, siendo las entidades bancarias privadas las que más impedimentos formulan a la hora de destinar recursos a la producción.

Sólo la banca estatal, llámese el Banco Nación y los provinciales, en especial el Banco de la provincia de Buenos Aires, son los únicos en dar beneficios a mejor interés y a largo plazo a los sectores que buscan el crecimiento del país.

La banca privada es la principal dadora de créditos al consumo, aumentando en los últimos años más del 250%, lo que muestra la situación en el que se encuentra el mercado hoy en día, relegando a un oscuro segundo lugar los préstamos a la industria y empresas que buscan invertir sus dineros en la Argentina.

Queda en claro que la banca pública debe cumplir un rol esencial en el crecimiento de la Argentina para el futuro, donde el crédito hacia las PYME y sectores productivos de la Argentina debe cumplir un papel central en la misma.

No hay ningún país del mundo que haya salido de sus crisis periódicas sin la intervención directa de una banca pública apuntalando los movimientos productivos nacionales. Hoy sólo se destina el 12 por ciento del PBI a créditos para los sectores productivos, por lo que cada vez se hace más impostergable brindar facilidades a esta porción significante de la sociedad para establecer un proceso de industrialización del país.

Un informe de la consultora Analytica, que dirige el economista Ricardo Delgado, remarca que es evidente que la falta de alternativas atractivas de inversión, con precios crecientes y un tipo de cambio cuasi fijo, induce a los ahorristas menos sofisticados a volcarse al consumo de bienes durables (LCDs, automóviles), o bien a invertir en depósitos a plazo, como únicas opciones para procurar compensar al menos parcialmente la pérdida de poder adquisitivo de los ahorros.

Es en línea con esta tendencia que el mayor dinamismo crediticio se observa en los préstamos personales –que sostienen la expansión del consumo en durables- y algo más atrás, en el crédito a empresas vía adelantos en cuenta corriente y descuento de documentos.

La consultora privada sostiene que las líneas hipotecarias muestran escaso dinamismo, dada la estructural disociación entre el valor de los inmuebles y los salarios, medidos en dólares. Las políticas oficiales en este sentido han tenido escasísimo efecto.

Finalmente, los préstamos al sector público tampoco se expanden demasiado, ya que el Tesoro Nacional obtiene mayormente financiamiento intra-estatal, mediante colocación de letras en reparticiones públicas como la ANSES, el PAMI, u otros organismos, una práctica que seguirá siendo usual este año.

Una situación compleja que ha puesto al país al borde de no tener crédito para la producción nacional, lo que hace que la realidad para el sistema productivo sea muy complicada y el futuro sea muy poco esperanzador.

Por más que el gobierno, en la voz de la presidenta Cristina Fernández, le pida a las entidades bancarias subir el número de créditos a la producción, si no se dictan leyes para regular este mercado, será muy complicado que la situación tenga una solución favorable.

Si el país quiere crecer, la distribución de los créditos debe ser opuesta a la que es hoy en día, y dar un 70% de préstamos para la producción, y sólo un 30% para el consumo. Sólo así, la Argentina podrá volver a ser una de las naciones con mayor crecimiento del mundo y tener un país repleto de chimeneas humeando y acabar con las fábricas con cortinas bajas.
Fuente: www.agenciacna.com

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