29 de marzo de 2012

26 de marzo de 2012

Rosario y Marcha por la Vida del Niño por Nacer en Tucuman (25/03/2012)





El Movimiento Nacionalista la Barbarie y Acción Nacional Católica concurrieron y participaron de dichos eventos, donde también repartieron el nuevo numero de la Cartilla "Argentina Católica"

24 de marzo de 2012


SEGUIR COMBATIENDO TODAS LAS FORMAS DEL TERRORISMO

Ante otro 24 de marzo

  
  
El Proceso de Reorganización —es decir, el último gobierno militar— agobiado por sus errores, vicios y aun perversiones, presenta, sin embargo, un muy sólido acierto de fondo, esencial y de raíz, el de haber combatido y derrotado a la subversión en su expresión armada. Esta guerra, que duró varios años si es que ha concluido en realidad, es capaz de legitimar una gestión signada por el fracaso.
  
La gran trampa y el feroz engaño —de todos los que acumulan— los gobiernos de la democracia consisten en suponer y en hacer suponer que esa guerra contra la subversión terminó y que es inmoral y reaccionario reivindicarla, continuarla, o, tan siquiera, recordarla. Esta negación de la realidad es, quizá, el triunfo postrero de la subversión porque así desarticula la visión que la sociedad argentina tiene de ese pasado inmediato y vívido al que se le procura desfigurar llevándola a odiar a los que vencieron en su nombre y provecho, a sus defensores. Este tremendo escándalo de ingratitud a que es empujado el pueblo —a que es condenado— es una inmoralidad en sí mismo pero, sobre todo, es el método más directo para ahogarlo en la indefensión. Se le hace olvidar su vida cercana, se le fuerza a creer que el terrorismo es pasado cuando aun es presente; en una palabra, se le confunde con respecto a la entidad y envergadura del enemigo verdadero. Un pueblo así ya está condenado si no reacciona a tiempo y si no convoca a sus mejores energías y reservas intelectuales y morales.
  
Si en la década del '70 la propuesta de la izquierda fue el terror —el terror como forjador de espíritu, como forma de pensamiento, como método de convivencia política, como génesis de la legitimidad— en la del '80 es la pornografía; la pornografía es muchísimo más que un divertimento o una explosión de la concupiscencia: es el triunfo cotidiano y repetido de la antinaturaleza, es la imposición de una cruel civilización que, en nombre de la libertad y en ejercicio de los Derechos Humanos, sumerge a cada uno de nosotros en el desorden, en su propia negación y cierra el camino de la virtud. Es decir, conculca la práctica concreta de la libertad. Y he aquí, entonces, el punto de coincidencia de los dos ataques más radicalizados que se vienen operando desde hace casi veinte años; este punto común es el odio y la agresión al orden. No es preciso que destaquemos que aquí utilizamos la expresión “pornografía” en un sentido lato y elástico, comprensivo de una nueva “ética” tanto como de un instrumento de destrucción de una sociedad antigua como de reconstrucción de una sociedad revolucionaria.
  
Hay una “pedagogía de la perversión”, como dice Augusto del Noce, una pervertida “erotización” de la sociedad y de las estructuras humanas que desfigura raigalmente a la criatura y que marca el cambio, la decadencia o la disolución de las naciones. El propio Lenín —al que hay que recurrir cada vez que se quiera comprender lo que pasa en Occidente y, en especial, lo que nos está ocurriendo a nosotros— dijo con su alta calidad de maestro del nihilismo: “Cuando queramos destruir una nación, lo primero que hemos de destruir es su moral”. Y agregó: “Es entonces cuando esa nación nos caerá en el regazo como un fruto maduro”. Ya esa sexualidad desatada, generalizada, indiscutida, no se presenta —cuando lo hace es solo aisladamente— bajo un aspecto místico, como una forma de absurda religión. En las socialdemocracias modernas se muestra y se pretende o bien ser una expresión de libertad o de ciencia; la pedagogía, la antropología, la psicología, la sociología y hasta la medicina —por supuesto, el arte— todos se han doblegado a la Revolución que, desde afuera y desde arriba, cerca a la patria. Estos son los nombres del terrorismo que en los años '70 se llamaba muerte y ahora, en los '80, putrefacción.
  
El terrorismo, en cualesquiera de sus formulaciones, destruye; pero destruye de un modo especial, destruye lo esencial y golpea en lo esencial: desnaturaliza la naturaleza, desordena el orden, deshumaniza al hombre, izquierdiza los sentimientos, modifica la substancia, cambia los puntos de referencia. No se puede vivir en el terror; el que acepta el terror ya está entregado, es decir vencido porque va camino de dejar de ser; el ser humano pierde su dignidad de hijo de Dios cuando acepta su animalización como un proceso necesario. En definitiva, el terror cuando trastrueca la realidad —el placer es un derecho, el deber es una alienación, el sexo es la libertad, lo obligatorio es lo subjetivo, la verdad es la experiencia— trastrueca al hombre mismo. Este fenómeno revolucionario —iniciado por los Santucho y los Firmenich sostenidos por Fidel Castro— se continúa ahora bajo otras formas, con otros métodos, inspirados por Gramsci y, además, no contra sino desde el poder. Todo sigue, por lo tanto, igual. La situación no ha cambiado porque el enemigo tampoco ha cambiado; si se quiere, todo es más grave porque es mas imperceptible aunque más profundo y desaforado. El terrorismo sigue estando entre nosotros.
  
Pero el cuerpo social, por la índole misma del renovado ataque, se encuentra más debilitado y confuso que nunca. La función de las Fuerzas Armadas, en este momento, en esta trágica actualidad, no ha variado: si el resto de los estamentos nacionales está indefenso o contaminado, se exige el rechazo del ataque y la recuperación de lo perdido. Continuar la represión, sin complejos de ninguna clase y con la más plena claridad de miras y de objetivos, mejor que antes, con la libertad de los combatientes de la buena causa, ésta es la misión que hoy se le requiere a las Fuerzas Armadas. Para lo cual deben, antes que nada, superar su aislamiento, un aislamiento exterior —tendido por la izquierda cultural— e interior —elaborado por la neoética de los Derechos Humanos. La Guerra Antisubversiva es tan legítima como necesaria, tan indispensable como impostergable, por lo que debe actualizarse volviéndose global —como tal vez no lo fue antes— y deberá acudir a todos los frentes desde los que se la requiera. El terrorismo —que es el arte de aniquilar— es uno solo, ya sea con una metralleta que mata, con una imagen que corrompe o con una ciencia que engaña.
  
Nota: Este Editorial, que pareciera haber sido escrito hace instantes,
fue publicado en 1987, en “Cabildo” Nº 113, segunda época, año XI.
     
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Otros artículos sobre el 24 de marzo de 1976 que podrían interesarle:
   
  

 
 
Fuente : http://elblogdecabildo.blogspot.com.ar/

“La Cámpora” y Boudou: cómo se destruye una sociedad

Uno de los métodos más eficientes para destruir una sociedad y generar para ella una nueva alternativa política consiste en destruir los símbolos que la representan, modificar sus pautas de conducta, vaciarla culturalmente y romper todo aquello que expresa el orden, la jerarquía y la autoridad. Hace poco dijimos que este proceso se desarrolla con una calculada velocidad para no despertar resistencias prematuras e instalar el acostumbramiento que facilite los cambios que se desea imponer.
A grandes rasgos podemos repetir aquello de “reemplazar a la vieja burguesía -la nuestra- por una nueva, distinta y difusamente progresista”, tal como lo preconiza el argentino Ernesto Laclau quien, desde Londres donde está afincado, alimenta doctrinariamente a Cristina Fernández, tan necesitada de argumentos que respalden sus contradictorios actos de gobierno.
Esta síntesis de la etapa que vivimos los argentinos tiene expresiones de todo tipo y profundidad. Sólo por remitirnos a los ejemplos más cercanos, recordemos por un instante lo ocurrido con la celebración de los doscientos años del nacimiento del Regimiento de Granaderos a Caballo y la implícita relación que mantiene este tema con la figura fundadora de la nacionalidad como lo es el general San Martín. También podemos acoplar a este caso la insistencia oficial en llamarlo “doctor” y quitarle el título de “General” que posee el creador de nuestra bandera, Manuel Belgrano. Los hechos abundan y nos demuestran la progresividad de lo que está en marcha y se remonta a un pasado relativamente lejano, cuando los combatientes setentistas estaban convencidos de imponerse por las armas a las fuerzas legales a las que despreciaban. Cuando entendieron la imposibilidad de la victoria, buscaron el camino alternativo: destruir a los principales responsables de la derrota para retomar una actividad revolucionaria pese a que el marco internacional se ha modificado substancialmente. Fuera de contexto, reemplazaron a las ideas con el acento del resentimiento y la voracidad por el dinero.
El proceso avanza en todos los órdenes, lo que incluye la inseguridad pública, que viene a reemplazar a las organizaciones armadas y ocupa su lugar: lo que importa es alterar la estabilidad social, generar el miedo y eliminar la lógica y la moral de los códigos y las resoluciones judiciales e incorporar jueces, muchos de los cuales sólo tienen las apariencias. El convencimiento de la prevaricación se extiende como una telaraña enfermiza.
La inseguridad, plagada cada vez más de anécdotas sensibles que permiten presumir que ha comenzado a perderse el control, abarca todos los órdenes y contribuye a definir el país invertido, “el país del revés” del que tanto se habla y ningún político enfrenta. En el campo militar, poco a poco se cortan las carreras de los mejores y se privilegia a aquellos cuyo perfil es maleable y alejado del sentido fundacional que posee la tradición. La gravedad es de tal magnitud que sólo admite compararla con el factor económico, financiero y técnico, la desnaturalización del pasado y la ponderación de quienes fueron traidores o incapaces. Seleccionar a los peores para ocupar puestos jerárquicos que requieren idoneidad en todos los sentidos forma parte de este proyecto. ¿Acaso puede entenderse que se ignoraba que Amado Boudou era inepto para ser vicepresidente de la República o que un secretario de Estado ostente armas y desafíe a boxear a empresarios o amenace a otros funcionarios…?
Las policías en general no escapan a este proceso doloroso. Sin entrar en detalles cuya difusión perjudicaría a los involucrados, hoy hablaremos de lo que ocurre en la Federal, donde se han creado diferencias con la Gendarmería Nacional, a la que se dio intervención en los delicados temas del complejo manejo de problemas públicos que requieren experiencia, especialización y estudios especiales. El choque -los roces, si se prefiere- entre ambas Fuerzas era previsible e inevitable y la situación afecta seriamente a la población. Por un lado, los criterios enfrentados desmerecen los buenos resultados posibles y por el otro, las fronteras desguarnecidas contribuyen al narcotráfico.
A esta altura de la situación, que además se caracteriza por la inacción de todos los involucrados para evitar falsas denuncias y severas consecuencias personales, aparecen los jóvenes rentados de “La Cámpora”, para cumplir funciones más “importantes” que la de simples “aplaudidores”. En modernos automóviles y munidos de credenciales que los acreditan como dependientes de la Presidencia de la Nación, buscan trabar amistad con personal subalterno que cumple funciones en la calle. Con estudiada amabilidad, lo interrogan sobre el comportamiento de sus superiores -incluso el Comisario- y la opinión que les merece la gestión que cumplen. Si encuentran buen ánimo en el interrogado, tratan de avanzar en el campo de las ideas políticas y otros asuntos que puedan ser de interés para la mentalidad paranoica del kirchnerismo. Hasta ahora, los avispados policías ponderan a sus superiores (a los que, dicho sea de paso, informan en detalle acerca de lo que ocurre) y luego frenan sus comentarios, pero el objetivo se ha cumplido: la ruptura de la disciplina interna a través del miedo, para generar una atmósfera especial, tan disolvente como la que con métodos parecidos se busca instalar en el ámbito militar y en toda la administración pública. Cuando ésta pasa a depender de personajes arbitrarios de segundo o tercer orden, sin políticos que cumplan su función, de la incertidumbre que hablamos la última vez pasamos a la certeza de un escenario dramático y cercano.

Fuente : http://www.codigorojose.com.ar

15 de marzo de 2012

Leonardo Castellani, un Verdadero Monje/Guerrero; a 31 años de su paso a la Inmortalidad

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Leonardo Luis Castellani (Reconquista, provincia de Santa Fe, Argentina, 16 de noviembre de 1899 – † Buenos Aires, 15 de marzo de 1981). Sacerdote católico argentino, escritor y periodista. Escribió ensayos de temática religiosa, filosófica y socio-política, novelas, cuentos y poesía.




Biografía
Nació en Reconquista (Santa Fe), el 16 de noviembre de 1899. Su primera formación transcurrió en esa provincia y más tarde en Córdoba, donde ingresó al noviciado jesuita en 1918. Prosiguió después sus estudios en Buenos Aires, primero en el Colegio del Salvador, donde además comenzó su labor docente, y luego en el Seminario de Villa Devoto. En esta época escribió las fábulas que integrarían su primer libro: «Camperas» («Bichos y personas»), el cual fue encomiado por Hugo Wast. En 1929 viajó a Roma a proseguir su formación.
Fue ordenado sacerdote en 1930. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana de Roma (pero, contrariamente a sus afirmaciones, no llegó a presentar la tesis de Doctorado1 ), y luego estudió psicología en la Sorbona. Entre sus maestros e influencias se contaron Joseph Maréchal, Marcel Jousse, Georges Dumas, Louis Billot. También conoció a Jacques Maritain y Paul Claudel. En 1935 volvió a Argentina y retomó su actividad de docente, escritor y periodista.
En estos años escribió artículos en varias publicaciones (Cabildo, Criterio, Estudios, Tribuna) a veces bajo el seudónimo Militis Militorum. Devino rápidamente un referente del catolicismo de orientación anti-liberal y cultivó amistades en esos ámbitos: Ernesto Palacio, Ramón Doll, Lautaro Durañona y Vedia, Alberto Graffigna. En las elecciones 1946, a pedido de sus amigos y sin permiso de sus superiores jesuitas, fue candidato a diputado por la Alianza Libertadora Nacionalista - sin embargo años más tarde afirmó: «Yo no soy nacionalista, porque no he querido meterme en política nunca. No la he entendido tampoco.»2
Por estos y otros motivos la relación con su orden se tornó muy conflictiva. A fines de 1946 viajó por propia iniciativa a Roma para explicarse con el Padre General jesuita, Jean-Baptiste Janssens, pero fue mal recibido e intimado a recluirse en Manresa (España). Estuvo allí dos años, hasta que se fugó rumbo a la Argentina. A poco de llegar, el 18 de octubre de 1949, fue formalmente expulsado como jesuita e inhabilitado como sacerdote. Todo este episodio resultó extremadamente traumático para Castellani, e influyó mucho en su pensamiento y obra posterior.
Fue acogido por el obispo de Salta, Mons. Roberto José Tavella, donde vivió hasta 1952. En 1953 se instaló en Buenos Aires, en un departamento de Constitución donde vivió hasta su muerte. En 1966 se le restituyó el ministerio sacerdotal.
En estos años no cesó de escribir, principalmente libros de temática religiosa, pero también poesía, novelas, cuentos policiales y ensayos varios. También redactó artículos periodísticos y dictó cursos y conferencias.
En 1967 fundó la revista Jauja y la dirigió durante sus tres años de existencia.
Entre sus últimos libros se cuenta un estudio sobre la obra de Søren Kierkegaard, por quien desarrolló una intensa devoción.
Falleció el 15 de marzo de 1981 en la ciudad de Buenos Aires.

Obras principales

Religión:
  • Cristo ¿vuelve o no vuelve? (1951)
  • El ruiseñor fusilado (El místico) (1952) Ensayos y una obra teatral.
  • El Evangelio de Jesucristo (1957)
  • Las parábolas de Cristo (1959)
  • Doce parábolas cimarronas (1960)
  • El Apokalypsis de San Juan (1963)
  • Domingueras prédicas (1997) Recopilación póstuma de sermones.
  • Domingueras prédicas II (1998) id.
  • Cristo y los fariseos (1999) Varios ensayos y cartas (entre 1940 y 1950).
Filosofía, psicología:
  • La catharsis catholique dans les exercises spirituels d'Ignace de Loyola (1934) Edición en español: 1991.
  • Conversación y crítica filosófica (1941)
  • Suma teológica - Santo Tomás de Aquino (1944) Revisión, traducción parcial y comentario de los primeros tomos.
  • De Kierkegaard a Tomás de Aquino (1973)
  • Psicología humana (1995) Conferencias de 1953.
  • Freud (1996) Conferencias varias. Incluye Freud en cifra, otra recopilación de 1966.
  • San Agustín y nosotros (2000) Conferencias de 1954.
Política, crítica literaria y actualidad:
  • La reforma de la enseñanza (1939)
  • El nuevo gobierno de Sancho (1942)
  • Las canciones de Militis (1945) Reeditado en 1973 con el agregado de Seis ensayos y tres cartas.
  • Crítica Literaria (1945) Reeditado en 1974 con el agregado de Notas a caballo de un país en crisis.
  • Lugones. Sentir la Argentina (1964)
  • Decíamos ayer (1968) Artículos en revista Cabildo, antes de 1946.
  • Nueva crítica Literaria (1976)
  • Las ideas de mi tío el cura (1984) Artículos publicados entre 1933 y 1945.
  • Castellani por Castellani (1999) Selección de textos, algunos inéditos.
  • Un país de Jauja (1999) Recopilación de sus textos en la revista Jauja (1967-1969)

Ficción

  • Bichos y personas (Camperas) (1931)
  • Historias del Norte bravo (1936)
  • Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas (1939)
  • Las muertes del Padre Metri (1942)
  • Los papeles de Benjamín Benavides (1954) La edición de 1978 trae agregados.
  • Su majestad Dulcinea (1956)
  • El enigma del fantasma en coche (1958)
  • El crimen de Ducadelia y otros cuentos del trío (1959)
  • Juan XXIII (XXIV) (1964)

Poesía

  • El libro de las oraciones (1951)
  • La muerte de Martín Fierro (1953)

Bibliografía adicional

Fuente : http://es.wikipedia.org

Mar del Plata: Joven tiró al piso netbook en acto oficial al grito de "nos estamos cagando de hambre"

"Para qué queremos computadoras. Esto no es inclusión", dijo al arrojar una de las computadoras que los Ministros de Economía Amado Boudou y de Educación Alberto Sileoni iban a entregar junto al titular de Anses Diego Bossio y el Intendente Pulti. Fue retirado por personal de seguridad y los funcionarios continuaron con el acto.
Momentos de tensión vivieron Amado Boudou, Diego Bossio y Alberto Sileoni anoche en Mar del Plata, en el marco de un acto oficial de entrega de netbooks del Plan ConectarIgualadad.com.ar, desarrollado en una escuela de la ciudad, con la presencia del Intendente Pulti.
Un joven subió al escenario y tiró al piso una de las netbooks y gritó: "Para qué queremos computadoras si nos estamos cagando de hambre. Esto no es inclusión, son unos inútiles", según detalla el diario La Nación.
El Ministro de Economía dijo sobre al incidente que "cada cual puede pensar distinto" pero que "estas cosas no le hacen bien al país".
Tras el incidente, el joven fue retirado por personal de seguridad y el acto continuó normalmente.

 
Fuente : http://www.lanoticia1.com