2 de julio de 2011

El kirchnerismo aumenta su obsesión por la reelección de Cristina

El oficialismo muestra por estas horas una sola obcecación, que es conseguir como sea la reelección de la presidenta Cristina Fernández en las elecciones de octubre Los pasos dados por el kirchnerismo para lograr...el viejo sueño de “eternización” que llevara adelante Néstor Kirchner, y los planes de las mentes K para lograr el ansiado objetivo

La lucha por llegar a Balcarce 50 arrancó hace mucho tiempo, pero recién desde el cierre definitivo de listas sucedido el pasado fin de semana, es que las campañas se han lanzado más firmemente al ruedo y la parafernalia electoral se ha comenzado a sentir en las calles, con la pegatina de afiches y pintadas en las paredes.

La presidenta Cristina Fernández decidió rodearse para un hipotético segundo mandato, de toda gente que sea de su más entera confianza, de ahí que la elección de su compañero de fórmula haya recaído en el actual ministro de Economía, Amado Boudou, uno de los hombres que más ha dado muestras de lealtad hacia el proyecto kirchnerista.

Sin embargo, muchos de los que hoy claman por representar los intereses de los pedidos más hondos del kirchnerismo puro, son los mismos que se han reciclado bajo todos los gobiernos, teniendo un pasado muchas veces tumultuoso, que buscan ocultar y evitar que se hable de los mismos.

Al titular del Palacio de Hacienda y acompañante de la Jefa de Estado en la aventura reeleccionista, se lo ve hoy en día como uno de los más fuertes defensores de un nuevo lazo entre la política y el Estado, pero durante los años ’90 cuando se entregaba el país al capital internacional, fue un enérgico defensor de las políticas neoliberales implementadas por Carlos Menem.

Es más, en sus épocas de estudiante universitario, fue dirigente de Unión para la Apertura Universitaria (UPAU), el brazo político de la Ucedé liderada por Álvaro Alsogaray en los centros estudiantiles de las distintas facultades del país y un defensor a ultranza del período neoliberal que vivió no sólo la Argentina , sino la región en su conjunto.

En la política nacional suele decirse que para un gobierno “no hay nada peor que un converso”, ya que aseguran que estos personajes no paran en ningún momento en su desesperación por quedar bien con sus jefes, y son capaces de hacer cualquier acto para mostrarse como los defensores a ultranza de algo que en su intimidad saben que recelan con profundo ahínco.

El diccionario afirma que un converso es aquella persona que ha aceptado como propia una ideología política distinta a la que mantenía hasta ese momento. Eso es algo que no sólo se le puede achacar a Boudou hoy en día, sino a muchos miembros del gobierno nacional; sino basta mirar lo que es la política de derechos humanos del kirchnerismo hoy en día y la que tuvo cuando fue gobierno en la provincia de Santa Cruz, donde no hizo absolutamente nada para mejorar un tema tan sensible a la ciudadanía argentina.

Es difícil de entender que la fuerte virulencia que tiene el kirchnerismo hacia todo lo que huela a década del ’90 o menemismo haya quedado sólo en la retórica, ya que la economía de los últimos años la vienen llevando adelante hombres ligados de lleno a lo peor del neoliberalismo noventista y fervientes defensores del modelo implementado durante los años en los que la Argentina vivió en un delirio y en una panacea inventada por sus propios dirigentes.

Teniendo como slogan la “nueva política” y representar los intereses y pedidos de la sociedad para el recambio que se pide de la dirigencia política, se han largado en una búsqueda de conseguir el poder, dejando de lado el pasado que muchas suele seguirlos y por el cual darían cualquier cosa para que no se hable de los mismos.

La conversión se ha convertido casi en un arte dentro de la clase dirigente nacional para escalar posiciones políticas, dejando a un lado todo pudor y convirtiendo a la desfachatez en una forma de vida para las personas con poder de decisión sobre la vida de millones de argentinos.

Esta misma reconversión es la que ha sufrido buena parte del sindicalismo nacional, que de ser defensores del modelo menemista en los años ’90, con buena parte de su dirigencia convirtiéndose en empresarios, ha pasado ahora a sostener una postura más activa del Estado en la economía y en ser uno de las patas más protectoras del modelo kirchnerista, lo que llevó a que Hugo Moyano haya sido en los primeros años K una especie de columna vertebral de la política oficial.

La muerte del ex presidente Néstor Kirchner en octubre pasado significó una pérdida irreparable para esta relación, ya que el camionero comenzó a perder lugar entre el círculo áulico presidencial, lo que se vio bien marcado en el cierre de listas, donde el sindicalismo fue virtualmente excluido por parte de la Jefa de Estado de las listas del Frente para la Victoria , consiguiendo el arco gremial el nivel de dirigentes más pobre de candidaturas dentro del PJ desde su creación allá por la década de 1950, con sólo dos lugares entre los “entrables” al Congreso.

Moyano sabe que está debilitado en el plano del ultrakirchnerismo, con lo que ha mandado a sus intermediarios más directos con el gobierno nacional, como lo son los dirigentes Julio Piumato, Omar Plaini y Omar Viviani, a advertirle a las autoridades nacionales que a partir de ahora ya no serán tan condescendientes con las políticas oficiales y que los conflictos se acrecentarán más que nada por la negación oficial del índice real de inflación.

La negociación con el sindicalismo está abierta para no perder la tranquilidad social, algo que a la presidenta la desvela completamente, ya que es el principal temor de la administración nacional. De ahí que la propia Cristina le haya encomendado a Julio De Vido tender puentes para salvaguardar esta situación, para que la misma no se desbande y el gobierno no sufra sacudones sociales que minen su relación con la sociedad.

Esta obsesión que muestra el gobierno para mantenerse en lo más alto del poder, es que lo ha llevado a cometer verdaderos papelones internacionales, como por ejemplo entrometerse en la actividad futbolística al asegurar que el gobierno no va a dejar solo a River Plate en su descenso a la Primera B Nacional, y que está buscando la manera de ayudarlo tanto desde el punto de vista político como económico.

La transmisión de los partidos del equipo que conducirá Matías Almeyda a partir de agosto por la pantalla de la Televisión Pública y el otorgarle subsidios para el mantenimiento de todas sus actividades, parecen ser las opciones viables para el conjunto de Núñez, aunque eso traería aparejado las críticas del resto de los equipos del torneo, que verían en esto una “discriminación” oficial, favoreciendo a los poderosos como River, y perjudicando aún más a los más débiles, en una situación donde cualquier coincidencia con la realidad política es mera casualidad.

Además, esta ceguera gubernamental se ve favorecida por una actitud opositora que roza los paupérrimo, donde lo único que se hace es favorecer al kirchnerismo en su relación con la sociedad, dándole el empuje necesario que necesita el oficialismo para afianzarse ante la opinión pública de cara a octubre.

Acciones erráticas como las constantes internas que surgen a diario entre la alianza esgrimida por Ricardo Alfonsín con Francisco De Narváez, así como también la división progresista entre Hermes Binner y Pino Solanas, o la incapacidad mostrada por Mauricio Macri y Eduardo Duhalde para alcanzar consensos mínimos para movimientos políticos comunes, no hacen más que dar por sentado que la frase “Cristina ya ganó” que lleva adelante el kirchnerismo, gane terreno entre la población independiente que será la que en definitiva tenga la palabra final en las elecciones de octubre.

Un panorama libre de sobresaltos por el momento para el oficialismo, que busca llegar como sea a su deseado objetivo de conseguir el 40 por ciento de los votos para evitar una segunda vuelta electoral, por lo que la maquinaria kirchnerista se verá más en estos días que nunca, intentando cumplir con la estrategia que se ha planteado en Olivos, y que tiene como lema central, realizar todo lo posible para hacer realidad el sueño “Cristina 2011” .
(CNA)

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