5 de julio de 2011

La Anses compra votos con el dinero de los jubilados

La Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) se ha convertido en la más poderosa arma electoral del Gobierno, para lo cual ha desvirtuado su cometido y traicionado los intereses de los jubilados presentes y futuros....





Como señaló ayer LA NACION, el saqueo que llevan a cabo las autoridades nacionales en la Anses abarca los recursos humanos, económicos y operativos del organismo para ponerlos al servicio de la perpetuación del kirchnerismo en el poder.

Lo que debería estar al servicio de los jubilados, lo está al servicio de la reelección kirchnerista. Tanto los aportantes al sistema previsional como los jubilados están siendo despojados de los fondos que deberían estar exclusivamente destinados a asegurarles su bienestar y su futuro. Es otro ejemplo más, tal vez uno de los peores y más graves, de cómo la actual gestión concibe al Estado, su dinero y sus organismos como su propiedad privada.
Desviar a la Anses de su cometido original y convertirla en un aparato electoral ha requerido, por lo pronto, incrementar su personal en los últimos seis años en cerca de 10.000 agentes, un crecimiento del orden del 140 por ciento. En los últimos dos años, se multiplicaron las unidades de atención integral (UDAI), como se denominan ahora a las viejas agencias.
Los fondos de la Anses, que para el Gobierno no alcanzan para poder concretar la siempre postergada vigencia del 82 por ciento móvil exigido por la Corte Suprema de Justicia en varios fallos, en cambio sí alcanzan para que el mismo gobierno los dilapide con fines políticos.
Por ejemplo, Guido Carlotto, hijo de Estela, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo y candidato de la Casa Rosada a ocupar la intendencia de La Plata, ha afirmado sin ruborizarse que "mientras otros gobiernos entregaban bolsas de alimentos, nosotros entregamos computadoras para distribuir el conocimiento". Carlotto, senador provincial, reparte netbooks del plan Conectar Igualdad, que administra la Anses. Gabriel Mariotto, el candidato a vicegobernador bonaerense, también reparte computadoras. Son aberraciones.
La red de funcionarios de la Anses se ha beneficiado con muchos lugares en las listas de candidatos oficialistas. Pero el organismo también brinda otros servicios electorales. Varias sociedades de Bolsa de Buenos Aires habrían recibido de la administración previsional la orden de comprar acciones de Tenaris, Galicia, Macro y Molinos para sostener al Merval ante la noticia de que la Presidenta iría en pos de su reelección.
Por supuesto, el Tesoro se solventa con la Anses, absorbiendo los intereses de sus colocaciones financieras. También los costosos emprendimientos de Enarsa para detener la crisis energética son financiados desde la caja jubilatoria.
Se suponía que el Estado cuidaría los ahorros de los jubilados mejor que las criticadas AFJP. En cambio, la realidad muestra que el Gobierno decidió estafarlos y de la peor manera. Les roba lo que les pertenece para perpetuar un régimen caracterizado por la corrupción generalizada. La Anses dejó de ser la ineludible administradora de los dineros de los jubilados para hacer las veces de caja electoral.
A esta inmoralidad se suma otra aún peor porque, como dijimos, mientras esa caja siempre tiene recursos para hacer proselitismo, no los tiene para pagar a los jubilados lo que les corresponde. El gobierno nacional sigue desafiando a la Justicia al incumplir sentencias que lo obligan a pagar ajustes jubilatorios.
Mientras se les niegan los ajustes que la ley les reconoce y se emplea su dinero para comprar votos, a los jubilados se los obliga a costear de sus bolsillos abogados para hacer juicios que les permitan cobrar lo que les corresponde. Esas demandas superan los 460.000 casos y se incrementan a razón de 100.000 por año. Sin embargo, la Anses sólo ha estado pagando menos de 20.000 sentencias anuales. El dinero robado a quienes les pertenece se malversa aplicándolo a la compra de votos. El costo de la estafa lo pagan los jubilados.

Fuente : www.primerahoraonline.com.ar

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